El Dolor como un Proceso: Al no tener conciencia de nuestras
pérdidas, mostramos un rostro sonriente ocultando nuestras verdaderas
emociones. Al encarar nuestros sentimientos lleva tiempo sentirnos a gusto con
ellos. “Progreso, no perfección”.
Admitimos el Dolor: Somos
incapaces ante nuestras pérdidas. No las controlamos. Admitir que estamos
sufriendo de dolor, es admitir que no tenemos el control.
El Carácter Recurrente del Dolor: Cada cambio en la vida es una
invitación a que esté de duelo. Si no acepto la invitación puede que reaccione
excesivamente ante personas o situaciones, me deprima o me vuelva irritable.
Perdemos un poquito más cada día hasta que lo que queda es únicamente una
sombra de la persona o de la vida que creíamos conocer.
Cuando Resurge una Pérdida Antigua: Al resurgir una pérdida no es que
retrocedemos sino que debemos afrontar otra faceta de nuestro dolor que tal vez
no hayamos estado preparados para enfrentarles hasta ahora. La aceptación de
nuestras pérdidas llega en etapas.
Cuestionamos Nuestras Recuperación: Es importante respetar lo que
nuestros sentimientos tratan de decirnos: ¿Hacia dónde nos dirigimos?
¿Necesitaré ir más despacio? ¿Necesito cuidarme más? Puede que necesitemos
pausas mentales y emocionales de vez en cuando.
Dándonos
Tiempo para Sufrir el Dolor: El dolor no tiene plazos, no
aceptemos calendarios ajenos. Se aplican los Pasos y se adquiere serenidad al
propio ritmo una y otra vez a la situación específica. Sin fingir que todo está
bien, poder llorar sin preocuparnos que la gente piense que “debíamos haberlo
superado”.
REFLEXIONAR
·
¿Por qué estoy de duelo hoy?
·
¿Admito mi incapacidad ante el dolor
o lo intento controlar?
·
¿Sufro el dolor sin preocuparme de la
duración?
·
¿Última vez que compartí mi dolor con
un amigo, madrina, reunión?
·
¿Qué puedo hacer hoy para ser
bondadoso conmigo mismo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario