viernes, 6 de abril de 2012



La anorexia puede ser difícil de reconocer

La anorexia es una forma de adicción al sexo y al amor, pero frecuentemente es difícil de detectar. Otras formas de la adicción pueden ocultar la misma. En verdad, ella puede estar tan camuflada que la persona ni siquiera percibe que está presente. La promiscuidad sexual por ejemplo, puede en el fondo, esconder una fuga de la intimidad. La codependencia mientras produce una relación “aparente”, puede estar escondiendo una resistencia a una relación verdadera. Es común que cuando los miembros de AASA dejan de practicar su adicción mas obvia, descubren por sorpresa, que la anorexia estaba por debajo de sus patrones adictivos.

Existen, por supuesto, anoréxicos que son conscientes de sus formas de anorexia. Pero hay otros de nosotros que no tenemos conciencia de lo falta en nuestras vidas en materia de sexo, relaciones y comunión social.

Muchos de nosotros ni siquiera imaginan lo que es posible. Algunos de nosotros, por ejemplo, saben que pueden dar amor, pero no tienen ninguna idea de que pueden recibirlo. Otros solo sabemos responder a las necesidades de los demás, pero no conocemos cuáles pueden ser nuestras propias necesidades. Algunos de nosotros nunca conocieron la alegría de estar en sociedad, la intimidad honesta o la reciprocidad emocional. No tenemos noción de esas cosas. Enfrentados con la idea de satisfacer nuestras propias necesidades, nos sentimos confusos, pues no sabemos ni siquiera nombrarlas.

La Anorexia no es solo miedo a la intimidad. De alguna manera, todo ser humano tiene miedo a la intimidad, pues la timidez, la modestia y el sentido de privacidad son características humanas naturales. Pero nosotros los anoréxicos hacemos del miedo a la intimidad una actitud constante, que opera automáticamente. Y la anorexia puede ocurrir de forma silenciosa, completamente camuflada.

Del mismo modo que existen formas obvias de practicar la anorexia, también existen formas discretas y sutiles. Algunos anoréxicos pueden no ser adictos de ninguna otra forma. De todos modos, bajo la superficie, la anorexia es una adicción activa: consiste en no hacer algo, no hacerlo y no hacerlo. No confiar, no comprometerse, no entregarse. De esa forma, al contrario de cuando se toma una bebida o droga, los síntomas de la anorexia son oscuros, solapados. Asimismo los anoréxicos no actúan hacia afuera, actúan hacia adentro (acting-in), rehusándose a salir. Después de todo, la anorexia se mantiene por la negación laboriosa de permitirse la acción. Externamente el anoréxico puede parecer completamente tranquilo, internamente puede sentirse tranquilo también. Y así mismo el patrón de anorexia puede permanecer invisible. De esa forma la anorexia puede ser difícil de reconocer.

La anorexia es una gran farsante. Ella puede parecerse a la timidez, modestia o reserva natural. Puede esconderse detrás de la extroversión o el encanto, persistiendo igualmente. Ella puede disfrazarse de pureza espiritual. Y latente o activa, puede pasar años desapercibida.

Un día, de pronto, nosotros los anoréxicos comenzamos a percibir que hemos vivido por un largo tiempo sin amor. Observamos la ausencia de proximidad en ciertas áreas de nuestras vidas; y también que estamos enganchados a una actitud de gran miedo hacia los demás, en una estrategia de mantenerlos a distancia. Independientemente de que nuestra anorexia sea social, sexual o emocional, reconocemos el hecho de que no estamos experimentando el dar y recibir amor, que es tan precioso para la vida humana.

Al hacernos conscientes de esa falta de amor en nuestras vidas, podemos intentar cambiar nuestra conducta. Si descubrimos que no podemos hacerlo podemos llegar a la conclusión de que somos adictos a eso: una conducta en la cual nos “enganchamos” repetidamente y la que no podíamos parar a pesar de sus consecuencias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario