Mi nombre es Kelly, una adicta al sexo y al amor en recuperación. Me han propuesto hablar acerca de lo que considero “Sexualidad Saludable” y la primera cosa que pensé fue que yo no estoy segura de saber que es en realidad tener una sexualidad saludable, lo que puedo decir es que tengo cierta experiencia, esperanza y aspiraciones al respecto. En mi caso solo puedo hablar de valores y que mis valores han experimentado un drástico cambio desde que comencé a asistir a las reuniones de ASAA. Para mi la sexualidad comienza fuera del dormitorio y quizás muchos aquí tenemos impresiones o recuerdos de cuando comenzó todo para nosotros. Como adicta puedo decir que mi sexualidad comenzó en lugares no apropiados. Tengo pequeños pedazos de mi Línea de base que mencionan por ejemplo “no tener sexo en el piso de cocinas”, o “sexo únicamente en la cama”. Tuve que incluir estos patrones adictivos en los cuales generalmente no pienso a no ser en situaciones como esta, en la construcción de mi Línea de base. Y si me preguntasen como me gustaría tener sexo, lo haría de acuerdo con mi Línea de base porque es el lugar donde precisamente quiero estar y no porque considere todo lo demás malo. No es bueno para mí y eso basta. Tener sexo fuera de
La primera cosa que tengo en
consideración cuando entro en una relación monogama (en mi caso siempre lo he
sido) es el respeto hacia mi misma y
hacia mi pareja. Si no tengo respeto por
mi misma no lo puedo ofrecer a otra persona.
Debo respetar la gente alrededor mío
en situaciones como por ejemplo si tengo que pasar la noche con mi pareja en la
casa de algún familiar o en habitaciones contiguas en un hotel. Respetar mis actividades,
mis obligaciones y la hora en que me debo levantar, también son elementos de
una guía que si bien no es perfecta, me da claridad para actuar en forma
saludable.
Otro
elemento para mantener una sexualidad saludable es hablar sobre el tema. Los adictos
en vez de hablar queremos siempre hacer. Por suerte estoy en una relación en
la que hablamos de lo que queremos y nos tomamos en cuenta sobretodo con
nuestros estados de ánimo. La gente piensa que hablar mucho sobre como estamos y lo que queremos le saca la parte romántica
al momento, pero en mi experiencia el hablar, el pedir permiso, el hacer
preguntas son elementos que a través del tiempo van formando patrones de
relación saludables. También puede parecer que todo esto nos lleva a una
falta de espontaneidad pero en realidad a medida que se dan estas situaciones
en el tiempo, se crea una rutina y uno
aprende a acercarse al otro con una confianza y una libertad muy disfrutable.
Un
límite importante para una sexualidad sana es el asegurarse que no haya nadie
mas en la habitación en el momento de tener relaciones. Y esto no solamente se
refiere a personas sino a temas sin resolver, o fantasmas de nuestro pasado. En
nuestra relación terminamos preguntándonos como nos encontramos, esto no
significa una charla extensiva pero definitiva nos da la pauta de que es lo que
podemos compartir.
Quiero leer un pasaje del Texto Básico
sobre el tema que dice; “Al ponernos
a revisar la clase de motivos que existen detrás de nuestra participación
sexual y al revelarle nuestros sentimientos acerca de estos a la otra persona
comenzamos a ser responsables con nuestros compañeros íntimos. Nuestras dudas, nuestros
comentarios e inseguridades nos llevarán a un compromiso mayor. Las inquietudes
sexuales una vez articuladas y compartidas devienen en asuntos emocionales a
ser trabajados con nuestras parejas. La imposibilidad de mantener un oasis
sexual en medio de un desierto emocional es claramente confirmada.”
Frecuentemente lo que más tememos no
es al sexo sino al rechazo de tener sexo y por eso es pertinente el preguntar
antes de llevarlo a cabo. Muchas veces me ha ocurrido el dar por entendido que íbamos
a tener sexo con mi pareja en tal momento. Llegado ese momento pregunto como
ella se siente y la respuesta puede ser, que prefiere no tener sexo. Por
supuesto que en esta situación hay cantidad de sentimientos que se me agolpan y
me inquietan. Entonces antes que nada reconozco mis sentimientos y pido ayuda al
Poder Superior para parar mi enojo, mi
vergüenza, mi frustración, mi resentimiento, y trato dejarme inundar por su luz.
Pido estar en calma y no tornarme auto destructiva, que es como generalmente me
pongo en esta clase de situaciones. No me fue fácil aprender a mantenerme calma
pero lo he aprendido. Este tipo de situaciones se dan de vez en cuando, está
claro que si se dieran siempre no estaríamos en una relación. Lo que quiero
decir es que con el tiempo uno aprende a manejar estas situaciones, sobretodo
cuando uno sabe que esta no va a ser la última vez que suceda.
Es
esencial mantener vivo el aspecto sagrado, invocando a nuestro Poder Superior
cuando sea necesario y el aspecto integrador, porque en el sexo se funden
nuestro corazón, nuestro físico, nuestra mente y espíritu.
En definitiva en el sexo usamos las
mismas herramientas que usamos en nuestra vida en general; la oración, la
honestidad, la paciencia, la compasión, el compartir y el cuidado de nosotros
mismos y de los que nos rodean.
Gracias
Anónimo.
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