INTIMIDAD CON UNO MISMO
PARTE II
Aunque vomitar sentimientos creaba siempre el potencial de un horrible efecto contraproducente, ya
que la persona en cuestión se volvía hacia nosotros iracunda y desagradable,
con más experiencia en la manera de hacerlo.
Es absolutamente esencial entrar en contacto
con esos viejos sentimientos, y la persona que los hace saltar (con
independencia de lo detestable que nos parezca en ese momento) nos ha hecho un
regalo realmente importante: el regalo de permitirnos entrar en contacto con
viejas partes enterradas de nosotros mismos, e incluso de ayudarnos a ello.
Cuando se nos “dispara” algo, es responsabilidad nuestra irnos a un lugar
seguro en donde podamos adentrarnos en estos sentimientos para trascenderlos y ver
con qué están relacionados y qué significan para nosotros. Después, tal vez
queramos o no volver hacia la persona que nos «hizo saltar y ver qué parte de
esos sentimientos están relacionados con ellas. Otra de las maneras con la que
se evitaba sutilmente la intimidad (con frecuencia al mismo tiempo que se hacía
profesión de la misma) era hablando sobre sentimientos y sintiéndolos mientras
se exponían. Algunas personas son muy expertas en hablar sobre sentimientos,
pero no son tan buenas creándolos. No
saben ser congruentes con ellas mismas respecto a lo que está pasando por
dentro y lo que está siendo expresado afuera. Para tener intimidad con nosotros
mismos debemos tener esta especie de congruencia. Yo tenía un amigo que dijo
una vez que creía que una relación era simplemente estar presente para la otra persona.
Creo que la intimidad con uno mismo es estar presente para uno mismo y después
aportar ese yo a las relaciones con los demás. Para tener intimidad con otra
persona, uno debe tenerla consigo mismo. Una vez que hay un mínimo de
conocimiento, información, conciencia y presencia con el yo, existe la posibilidad
de compartir ese proceso entre dos personas. Si, no obstante, uno no vive su propio
proceso, nunca es posible compartir ese proceso con otra u otras personas.
1. ¿De qué manera evadías tu intimidad al acallar tus
sentimientos verdaderos o al aparentar sentimientos que no tenías?
2. ¿Cómo has encontrado la intimidad contigo mismo, a través del
proceso sincero y honesto de buscar en tus sentimientos?
3. ¿Que te ha traído el intimar contigo mismo? ¿Ha sido difícil,
fácil, desagradable? ¿Cómo ha repercutido esto en tus relaciones con los demás?
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