Sexualidad y Espiritualidad Parte I
El sexo es sexo. El sexo es simple. Desafortunadamente, cuando nuestras mentes y nuestros egos se involucran, el sexo se vuelve complicado. Mientras que el deseo de ser sexual con un compañero puede tener una motivación espiritual, porque amamos y nos interesamos esa persona, y deseamos sentirnos conectados a ella, también puede venir de sentimientos de odio, enojo, miedo, necesidad, tristeza o inseguridad. Puede venir del deseo de sentirse importante o de querer aliviar una tensión. Puede venir de querer llenar un gran vacío que tiene lugar en nuestro interior. Pero el sexo, sigue siendo sexo.
Olvidamos que el sexo es sólo sexo y que:
El sexo no es prueba de ser amado;
El sexo no es prueba de amar a alguien;
El sexo no es prueba de ser atractivo;
El sexo no hace a nadie importante;
El sexo no resuelve problemas;
El sexo no es nutritivo y
El sexo no es un seguro contra el abandono, aunque seas fantástico en la cama.
A larga el sexo no refuerza un ego débil. El sexo no llenará el vació venido de las heridas o el abandono de la infancia, ni salvará un matrimonio fallido. Ser capaces de seducir personas atractivas no significa que una persona sea importante, atractiva, inteligente, viril o sensual. Significa que él o ella son buenos para seducir.
Tener una satisfactoria y sustanciosa vida sexual no depende de ser lindo, sofisticado, atractivo, rico, encantador, seductor, bien educado, de tener un auto fabuloso o de ser espectacular de cualquier otra forma. He entrevistado algunas personas corrientes que han tenido relaciones sexuales continuas de largo plazo y muy satisfactorias. En contraste, otra personas muy emocionantes, bien parecidas, con éxito financiero, me han dicho que sienten un vacío asociado con su sexualidad. Muchos no han experimentado nunca la alegría de una relación sexual duradera aún cuando muchos de ellos pueden haber tenido numerosas parejas sexuales y son capaces de seducir casi a cualquiera que deseen.
Cuando el sexo es utilizado por las razones equivocadas, se crea un problema espiritual; sentimos un vacío entre nosotros y nuestras relaciones. Nuestra hambre tan marcada, permanece insatisfecha. Empezamos a preguntarnos qué es lo que va mal o nos irritamos y nos deprimimos. Mientras que el mal uso de sexo puede resultar a corto plazo placentero, en definitiva, crea distancia entre uno mismo y la otra persona, o en el caso de la masturbación compulsiva, distancia entre uno mismo. El uso del sexo de forma equivocada, se vuelve un sustituto de lo que realmente necesitamos; también nos deja un sentimiento creciente de frustración, ira o desesperanza.
Preguntas a trabajar:
¿De qué forma crees que afectó tu espiritualidad, la práctica de tu adicción sexual o romántica?
¿Cómo entiendes el lazo entre la sexualidad y la espiritualidad según el tema?
¿Cambia este concepto la forma como sientes que debes tratar con tu sexualidad? Explica
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