Acción
y recuperación
Por supuesto, la fortuna influye en los asuntos humanos,
pero la conducta es mucho más importante.
Jeanne Detourbey
Es muy común que nos hallemos ante el
siguiente dilema: ¿Cuál es la mejor acción que podemos emprender en cierta
situación? Si miramos en nuestro interior y permitimos que nuestra consciencia
dirija nuestra conducta, recibiremos la orientación adecuada para cualquier
situación. En las reuniones hemos oído con frecuencia que, siempre que lo
necesitamos, escucharemos un mensaje de nuestro Poder Superior, ya sea a través
de nuestra consciencia o de las palabras de nuestros amigos. De esta forma,
jamás tendremos dudas y nuestra conducta será irreprochable; todo lo que
tenemos que hacer es escuchar.
Una conducta adecuada otorga grandes oportunidades a
quienes las buscan. La conducta de la cual podemos sentirnos orgullosos parece
atraer bendiciones a nuestra vida. Nuestra buena fortuna es en realidad un don
de Dios y es proporcional a nuestra disposición a actuar correctamente hacia a
los demás en toda situación.
Uno recibe lo que da, sencillamente. Nuestra conducta vuelve a nosotros, muchas veces multiplicada. En nuestros encuentros con los demás tendremos numerosas oportunidades de decidir cuál es la mejor conducta, según la circunstancia concreta. No debemos olvidar que nuestra conducta genera las respuestas que recibimos.
Uno recibe lo que da, sencillamente. Nuestra conducta vuelve a nosotros, muchas veces multiplicada. En nuestros encuentros con los demás tendremos numerosas oportunidades de decidir cuál es la mejor conducta, según la circunstancia concreta. No debemos olvidar que nuestra conducta genera las respuestas que recibimos.
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